La demencia es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo y puede ser devastadora tanto para quienes la padecen como para sus seres queridos. Aunque no podemos controlar nuestra predisposición genética, adoptar un estilo de vida saludable puede ser fundamental para reducir nuestro riesgo de desarrollar esta enfermedad. En este artículo, analizaremos los hallazgos de un estudio reciente que demuestra cómo un estilo de vida saludable puede ayudar a disminuir el riesgo de demencia, incluso entre aquellos con una predisposición genética alta.
El estudio, publicado en la revista JAMA, analizó a más de 196,000 participantes de entre 60 y 73 años sin deterioro cognitivo ni demencia al inicio del estudio. Los investigadores evaluaron el riesgo genético y el estilo de vida de los participantes, clasificándolos en categorías de riesgo genético (bajo, intermedio y alto) y en categorías de estilo de vida (favorable, intermedio y desfavorable).
Los resultados del estudio mostraron que tanto el riesgo genético como el estilo de vida desfavorable estaban asociados con un mayor riesgo de demencia. Sin embargo, aquellos con un alto riesgo genético y un estilo de vida favorable tenían un riesgo significativamente menor de desarrollar demencia en comparación con aquellos con un alto riesgo genético y un estilo de vida desfavorable.
Esto indica que, aunque no podemos cambiar nuestra genética, adoptar un estilo de vida saludable puede marcar la diferencia en nuestra lucha contra la demencia. Pero, ¿qué implica exactamente un estilo de vida saludable? En el estudio, se consideran factores clave para determinar si un estilo de vida era favorable o desfavorable:
- Dieta saludable: Consumir una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables es fundamental para mantener una buena salud general y, específicamente, para proteger nuestro cerebro. La dieta mediterránea es un excelente ejemplo de un plan de alimentación saludable que puede ayudar a reducir el riesgo de demencia.
- Actividad física: Realizar ejercicio regularmente es vital para mantener una buena salud cardiovascular y cerebral. Los expertos recomiendan al menos 150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de actividad intensa por semana, además de ejercicios de fortalecimiento muscular en dos o más días a la semana.
- No fumar: El tabaquismo es perjudicial para la salud en general y se ha relacionado con un mayor riesgo de demencia. Dejar de fumar o evitar comenzar en primer lugar es una forma esencial de proteger nuestro cerebro.
- Consumo moderado de alcohol: Beber alcohol en exceso puede aumentar el riesgo de demencia. Se recomienda limitar el consumo de alcohol a no más de una bebida al día para las mujeres y dos para los hombres.
Conclusión
Si bien nuestra predisposición genética puede influir en nuestro riesgo de desarrollar demencia, este estudio demuestra que adoptar un estilo de vida saludable puede marcar una diferencia significativa en la reducción de dicho riesgo, incluso para aquellos con una predisposición genética alta. Al adoptar hábitos saludables como una dieta equilibrada, ejercicio regular, no fumar y consumir alcohol con moderación, podemos tomar medidas proactivas para proteger nuestra salud cerebral y reducir el riesgo de demencia a medida que envejecemos.
Referencia:
Lourida, I., Hannon, E., Littlejohns, T. J., Langa, K. M., Hyppönen, E., Kuzma, E., & Llewellyn, D. J. (2019). Association of Lifestyle and Genetic Risk With Incidence of Dementia. JAMA, 322(5), 430-437. doi:10.1001/jama.2019.9879
Palabras clave: demencia, estilo de vida saludable, riesgo genético, ejercicio, dieta, tabaquismo, consumo de alcohol, salud cerebral, prevención.